“Comunicarse” apunta a la acción de hacer visible aquello que queremos transmitir. “Se-comunicar” nos marca la necesidad de ser exactos y/ o precisos a la hora de decir algo a otra persona. Habla del saber como hacerlo.

La comunicación es transmisora y generadora de vínculo, es expresión y motor entre los hombres. Provoca al crecimiento, anima y sostiene la vida.
Por naturaleza necesitamos expresar hacia el afuera aquello que nos pasa en el adentro: emociones, sensaciones, pensamientos, ideas, deseos, reflexiones, valores, otros.
No solo incluye lo verbal sino que existen otros mecanismos de los cuales la gente se influye mutuamente, o sea que el lenguaje explicito e intencional no es la única fuente de información. Según las teorías semióticas los campos de información y transmisión son variados.
La comunicación posibilita influir en otros y viceversa. Los otros serán espejos de nosotros mismos y nos servirán con el fin de vernos reflejados, conociendo así otra faceta diferente de nuestra personalidad.
La emociones como primeros impulsos- señales, como energías primarias, son las responsables estimuladoras de todo tipo de acciones. La emoción en la comunicación es una de ellas. Estas señales nos ayudan a organizar la experiencia y la comprensión de los hechos vividos, ellas reorganizan y guían nuestras futuras comunicaciones. El estímulo- respuesta, la acción- reacción en las emociones nos” impresionan”, nos marcan “huellas” y aparece la representación interna del impacto, y a continuación se desencadenará un estado interno – emoción- un proceso de retorno (feedback) básico, en pos de una buena comunicación. La relaciones humanas en cualquier contexto y especialmente en el educativo, tiene como soporte básico la comunicación. Si facilitamos los mecanismos, para que se produzca en forma natural y, además, hacemos que esta comunicación se desarrolle en un clima ético y de libertad habremos dado un paso importante a la actividad educativa.
Una de las capacidades que hay que cultivar es la “actitud de escuchar” pues facilitará la participación interpersonal entre los actores educativos, en donde el “diálogo” será más eficaz, nutritivo y favorecerá un buen espíritu de relación: el intercambio de ideas, vivencias, emociones, pensamientos, sentimientos y opiniones será el resultado obtenido.
En el modelo de aprendizaje, la comunicación es mas compleja que en al vida cotidiana y necesitará de una atención en permanente transformación.
La enseñanza, para que resulte eficaz, requiere que exista un “rapport” favorable entre el profesor y sus alumnos, un clima armonioso y de mutua confianza es enormemente propicio para el aprendizaje. Dicha condición es indispensable, para motivar al estudiante pues consigue que las energías se enfoquen hacia la misma meta.
Por consiguiente, tener conocimientos acordes a una comunicación saludable que involucre tanto lo físico, lo emocional y lo racional entre los diferentes actores de la educación, como sustento de una renovación de los comportamientos de enseñanza-aprendizaje, es el objetivo primordial de este curso.


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